jueves, 19 de junio de 2014

Ángel Melahel 4 de septiembre

Atributo: Dios que  libera del mal.
Planeta: Urano.
Coro Angélico: Querubines.
Sefiráh: Jojmá.
Horario de regencia: de 7: 20 a 7 : 40 horas.
Se lo invoca para:
Realizar nuestros deseos.
Protección en actividades políticas y públicas.
Recibir abundancia por nuestro trabajo.
Protección contra armas y asaltos.
Potenciar el efecto de plantas medicinales.
Cita bíblica:
El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.
Salmo 121:8
Los nacidos bajo su regencia:
Es absolutamente correcto, gusta de ver todo colocado en orden. Nunca deja de lado lo que es su deber. Tiene dominio sobre la comunicación. Expresa con claridad sus sentimientos, aunque a veces pueda ser tímido e introvertido en un primer contacto. Tiene fuertes premoniciones. La filosofía espiritual lo atrae. Pudiendo ser un iluminado. Será audaz, capaz de emprender expediciones peligrosas y trabajos exóticos. Será ecologista activo, experto en plantas curativas. Tendrá una extraordinaria intuición para conocer los problemas de las personas y sus secretos más íntimos. Ayudándolos a resolverlos con los secretos de las plantas. El  cree que Dios está verdaderamente presente en la naturaleza.

MELAHEL: ‘LAS PLANTAS CURATIVAS’
Los padres de Ángel se encontraban ya al borde de la desesperación. La enfermedad que padecía su único hijo les estaba consumiendo mentalmente.
Habían consultado a los mejore médicos de la ciudad y a pesar de ello, su hijo no encontraba mejoría alguna. Ya no sabían que hacer, ni a dónde acudir. Las pocas esperanzas que les quedaba estaba agonizando.
Su madre -mujer de profunda fe -, no dejaba de rogar a Dios por la salud de su hijo. Veía que la vida se le escapaba y su impotencia al no poder evitarlo la hacía sufrir profundamente.
Una mañana, llego inesperadamente al pueblo un viajero que por su indumentaria llamo mucho la atención. Su único equipaje era un hatillo, pero su contenido debía de ser de gran valor para el recién llegado, puesto que lo custodiaba cuidadosamente.
Muy cerca de la plaza, donde habitualmente se reunían los vecinos del pueblo. El viajero pudo oír una conversación que le causo una extraña sensación.
Aquellas dos mujeres comentaban la tristeza de Doña Marta, la madre de Ángel. Pudo conocer que su hijo se encontraba enfermo desde hacía meses y que su mal era un misterio para los médicos, pues estos, no habían conseguido curarle, y mucho temían que fuese a morir.
Nada más conocer aquellos detalles, no pudo evitar entrometerse en la conversación.
-Señoras perdonadme. Sin querer he podido oír lo que decían acerca de un niño enfermo, y me gustaría hacerle una visita. ¿Podrían decirme dónde vive?
Ambas señoras se sorprendieron y mirándole de la cabeza a los pies, sintieron desconfianza, sin embargo. Cuando sus tiradas se cruzaron, aquellos ojos claros disiparon toda duda.
-Si buen hombre, vive al final de esta calle.
Y sin demorarlo más, aquel extraño se dirigía ya a cumplir con su objetivo.
Llamo varias veces a la puerta y fue recibido por una señora de aspecto triste.
- Es usted la madre del niño enfermo? -pregunto el misterioso viajero -.
-Sí, pero usted, ¿quién es? ¿Cómo lo sabe?
-No debe alarmarse. Soy Melahel, un humilde viajero que esta de paso y que quiere ayudarle, si me lo permite claro.
-Y, ¿cómo podrá hacerlo? Acaso es usted medico? -interrogo sin mucha confianza la madre -.
-Una voz en mi interior ha guiado mis pasos hasta este pueblo. Me decía que tomase estas hierbas medicinales pues servirían para devolver la salud a alguien, y creo que esa persona es su hijo.
Aquellas palabras tuvieron un don milagroso,. pues le había devuelto una chispa de esperanza, y no seria tan solo eso, pues aquellas hierbas curaron definitivamente a su hijo. La dicha seria completa.
Desde aquel día todos recordarían al extraño viajero, del que aprendieron las propiedades curativas de las plantas y sus maravillosos efectos.


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