lunes, 2 de julio de 2012

TU ANGEL GUARDIAN


Todos y cada uno de nosotros tenemos un ángel guardián. Desde el momento en que nacemos, nos acompañara durante toda la vida. Los Ángeles guardianes son quienes vigilan nuestro crecimiento espiritual y protegen y defienden nuestras almas. Nuestro ángel guardián bendice todo lo que hacemos para cuidar de nuestro bienestar espiritual.

DESDE LA INFANCIA.
Se ha dicho que en la infancia y en la adolescencia nuestro ángel guardián tiene “mucho trabajo”, ya que son dos momentos en que, de diferente manera, se desea explorar el mundo en que vivimos sin tomar en cuenta los riesgos peligros que podemos correr.

SIEMPRE JUNTO A TI.
Sin embargo, recuerda que siempre esta ahí junto a ti. Tu ángel guardián es tu guía, es esa vocecita que escuchamos, es la luz que ilumina nuestro camino; te protege, te acompaña SIEMPRE y te previene de los peligros. También es tu colaborador incondicional, el más cercano y para siempre.

¿Acaso no has experimentado la presencia de ese ser divino? Recuerda aquella vez que te sentiste inexplicablemente acompañado estando “solo” o quizás tuviste un aviso “irracional” de algún peligro inminente o tal vez “de pronto” encontraste la solución a un grave problema. ¡Si, ahí estaba tu ángel guardián!

CONTACTO.
Los ángeles no tienen un lenguaje especial, tampoco necesitan traductores, cuando quieren transmitirte un mensaje, es tu propia mente quien lo traduce al mismo idioma que tu hablas. Pero este mensaje no llega a través del oído, es un sonido espiritual que podemos entender porque se activa u centro de energía que se encuentra en la coronilla de la cabeza, es por eso que solo tú lo escuchas.

Si quieres establecer contacto con tu ángel, solo debes llamarlo por su nombre, y si no es el correcto, ese mismo ángel te lo dirá; ahora que si no conocer su nombre, pídele que te lo revele y después de un tiempo “escucharas” una corriente de pensamientos con el nombre de tu ángel. Si al principio no logras el contacto que tu esperabas, no desistas ni te desilusiones, él se ira acercando y pondrá señales en tu camino.

Cuando le pidas algo a tu ángel guardián, lo debes hacer con toda la fe y confianza de la que eres capaz, por medio de la voluntad divina y en nombre de Jesucristo; haz tu petición de forma clara y precisa.

Debes tener en cuenta que ningún ángel te ayudara a conseguir algo que no mereces o con esto buscas el mal para alguien.

INVOCANDO A TU ANGEL.
Para invocar a tu ángel debes sentirte libre y feliz, no albergues odio, rencor o resentimiento en tu corazón. Dale armonía a tu vida y libera tus centros energéticos. Perdona a quienes crees que te han ofendido y también pide perdón a quienes tu has ofendido; el perdón es muy importante para lograr armonía.

EL LUGAR PERFECTO PARA INVOCARLO.
Es recomendable encontrar un lugar tranquilo y donde estés seguro que no serás molestado, ni interrumpido. Puedes poner música relajante y bajo volumen o si prefieres también puede ser en silencio para tener severidad. Quema incienso de loto, sándalo o jazmín, sobre todo al invocar algún arcángel. Si tienes una petición muy particular, el incienso de loto es el mejor.

Después puedes tomar la posición de loto que es ideal para la relajación y el contacto de con los ángeles. Si no estas familiarizado con esta posición, puedes estar sentado o acostado, lo que te haga sentir mejor y más cómodo. Cierra los ojos y respira profundamente para relajarte cada vez más. En tu mente visualiza el problema para el cual necesitas ayuda.

VISUALIZA LA LUZ.

Imagina que un enorme sol, que emana una luz blanca dorada te cubre por completo; sin dejar de respirar profundamente, intenta que esa luz entre a tu cuerpo para limpiarlo y purificarlo. Estas listo para pedir que el ángel que te pertenece se haga presente. Es tiempo de que lo mires, estas listo para escuchar su voz, pídele que te revele su nombre y que una su energía a la tuya. Dile que no te vuelva a dejar y que quieres mirarlo día tras día.

Ahora la presencia angelical esta establecida y ya puedes formular tu petición o pregunta, la cual debe plantearse con toda la claridad y precisión sin que lastime o moleste a alguien. Recuerda que debes darle tiempo de actuar y la demora va a depender de la petición que hayas hecho.

Contempla a tu ángel con amor y agradecimiento, date por enterado que desde este momento tu vida ha cambiado, ya que has permitido que tu ángel se integre a ti. Junto con él empezaras a dar amor por donde tú vayas, él te protegerá, ya nada puede pasarte, escucha lo que te dice y también lo que te pide. Tu ángel estará estrechándote siempre, mientras tú se lo pidas.

Cuando hayas terminado, tómalo de la mano y dale las gracias por todo el tiempo que ha estado al pendiente de ti. Es hora de volver y antes de abrir los ojos, siente la energía de tu ángel y dale de nuevos las gracias.

Después de esto, quienes te rodean te seguirán viendo igual, pero en tu interior un ángel resplandece para que otros ángeles lo vean y así tu luz inspire a todos aquellos que están cerca de ti.

No es raro que las primeras veces no recibas nada; si mantienes la fe y la paciencia, las señales llegaran.
 También es común que las primeras veces solo logres ver la energía, sin lograr la percepción a cien por ciento; sin embargo cada vez que realices el ejercicio para contactar a tu ángel trata de que esa luz te muestre su rostro humano. Piensa en tu ángel constantemente, siempre debes incluirlo en todo lo que haces.
Agradece a Dios cada mañana por un nuevo día y también por tu ángel guardián; después mentalmente saluda a tu ángel de la guarda y visualiza que te toma de la mano para acompañarte todo el día. Acostúmbrate a invitar a tu ángel a todos lados, ten presente que él esta ahí.

Si en algún momento olvidaste incluirlo en una actividad, vuelve a pensar en él y discúlpate y pídele que este a tu lado.

Recuerda que los pensamientos van al plano que les corresponde a tu ángel y puede ver lo que pensamos; entonces, por medio del pensamiento puedes hablar con él, en cualquier lugar y en cualquier momento. Sin embargo, no olvides que los pensamientos egoístas lo alejaran.

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